

I used this blog for a couple Spanish classes years back, so feel free to browse if you can read the things I wrote. Otherwise, I'll use it now for random streams of something or other.
Aquí está la presentación "Lección de cocina." Por favor, haz click en el link por debajo:
Aquí está nuestra hoja para la presentación, incluyendo vocabulario desconocido, unas citas importantes, referencias culturales, el significado del título, la estructura y el tiempo, el valor de la carne dentro de la historia, y unas ideas para la bibliografía.
Tuvimos que mirar una película y escribir una sinopsis, incluyendo la función e importancia de la comida. Elegí Tortilla Soup, una película muy rica de humor y comida. Aquí está mi resena.
Tortilla Soup (2001) es una película llena de humor, drama, entendimiento, crecimiento, y más importantemente, comida. La directora (María Ripoll) empieza los eventos con una escena muy apropiada para el resto del cuento: Martín Naranjo cocina una cena muy elegante y deliciosa para sus hijas. Vemos una miríada de colores mientras Martín prepara, entre otras platos, una ensalada de cactus, pez, y budín de pan. Mientras Martín gasta horas preparando, sus hijas Leticia, Carmen, y Maribel permanecen ocupadas con la vida diaria. De esta manera, aunque todos no llegan a la misma hora, la comida sirve cómo un medio de congregarse con la familia al fin del día. Martín siempre pone mucho esfuerzo en la cena, no sólo porque es un chef, pero también porque es la única vez cada día cuando todos están juntos debajo del mismo tejado.
Después de la muerte de su esposa, Martín perdió sus sentidos de olor y sabor. La comida es tan intrincada y esencial que sin un amor verdadero, no la puede disfrutar completamente. De hecho, los sentidos son tan importantes con respeto a la comida y el vino que Carmen explica una acción muy familiar en el comedor: “Do you know why we clink glasses before drinking? It's so that all the five senses are involved. We touch the glass. We smell the drink. We see its color. We taste it. Hearing is the only sense that doesn't participate unless we create it.” Con cada cena que prepara Martín, hay un desarrollo en las vidas de sus hijas. Y con este desarrollo viene más felicidad y más amor en las distintas vidas. Leticia, muy religiosa y la más dedicada a su padre, empieza recibir unas cartas y poemas de amor en su aula. Carmen recibe una oferta muy emocionante: una posición en Barcelona que sería una oportunidad magnífica para su profesión. Maribel se enamora de un hombre muy guapo que comparte su pasión por la música, arte, y comida. Todos empiezan a disfrutar mucho más en la cena, salvo Martín, porque todavía no ha encontrado el amor. Sin embargo, él disfruta mucho en el hecho de que sus hijas están pasando más tiempo en casa.
Aunque Carmen tiene esa oportunidad bella en Barcelona, hay algo ausente. Su pasión real es para la comida, como su padre. Pero Martín insiste que su hija no pase todo su vida en casa, cocinando como él. Frecuentemente presente en el comedor de Martín están Yolanda y su hija April. Además, Hortensia (la madre de Yolanda) trata con mucho esfuerzo de “cortejar” a Martín. No sabemos hasta el fin de la película si su interés real no es por Hortensia, sino por su hija Yolanda. Hacia el fin, hay una escena con todos en el comedor: Leticia y Orlando (ahora casados), Carmen, Maribel y Andy, Martín, Yolanda, April, y Hortensia. Martín ha preparado una cena fenomenal. Anuncia que su salud es perfecto y que tiene algo que quiere decirle a todos. Quiere declarar su amor…por Yolanda. Le pide que se case con él, y ella acepta con mucha felicidad. Otra vez, la cena es un evento en el que todos están juntos, familia y amor por igual.
Carmen decide que no quiere tomar la posición en Barcelona; quiere realizar su sueño y abrir su propia restaurante. La escena final de la película muestra todos sentados juntos en esta restaurante. Cuando Martín prueba la comida que ha preparado Carmen, algo increíble pasa: puede oler y notar los sabores. La felicidad de sus hijas, su amor por Yolanda, y la comida le han curado. Pues en esta película, la comida sirve para muchos propósitos: es un agente para reunir a la familia, una manera de expresar el amor y la felicidad, y una cura para los dolores de la vida diaria.
Muchas veces, no recordamos tomar nota de las cosas bellas y simples en la vida diaria. Podemos perdernos en la monotonía y la repetición de la escuela, el trabajo, etc. Mi obra tiene que ver con este fenómeno. Miguel es un hombre joven que se pierde en esa monotonía, y sólo requiere el acto amable de una desconocida para cambiar su actitud.
Personajes
Miguel: un hombre de 23 años, descontento con su vida y esperando algo especial.
Pilar: la mejor amiga de Miguel. Es muy simpática y tiene una actitud positiva, por lo general.
Alma: una mujer en el supermercado, quizás 65 años de edad.
Tiempo
Presente
Escena
Miguel y Pilar están buscando en el supermercado alguna comida deliciosa. Quieren cocinar algo juntos; algo que ninguno de los dos haya probado, pero no pueden decidirse. Las luces del supermercado son bien tenues, y son las 7 de la tarde. Los dos amigos caminan por los pasillos, intentando encontrar algo para alegrar a sus platos.
Acto 1
MIGUEL: Joder, ¿por qué no pasamos por alguna comida rápida? No quiero buscar más; ya me cansé de estar en este supermercado.
PILAR: Siempre con tus regañinas. ¿Por qué estás tan negativo esta noche? Ya sé que estás cansado, pero qué no seas tan feo. Yo también me desperté muy temprano.
MIGUEL: No entiendes. Es que no hay color en mi vida. Cada día es lo mismo. Me despierto, voy a la universidad y al trabajo, hago mi tarea, estudio y estudio, y me voy a dormir. ¿Y al día siguiente? Lo mismo.
PILAR: Ay Miguel, piensa lo que quieras. Pero lo que no sabes es que todos luchan con la vida. No eres el único con un problema con la monotonía de la vida diaria.
MIGUEL: Ah, ¿sí? Da igual. Pues ya tenemos que encontrar algo para que podamos comer. Todos los que pasan pueden oír mi estómago.
PILAR: (en voz muy baja) Lo que oyen es tu boca…
MIGUEL: A callar. ¿Qué tal esto? (tiene cogido en la mano arroz en una caja)
PILAR: Qué asco. Queremos cocinar, ¿o no? Yo pienso que debemos tratar algo que no viene de una caja. Siempre te quejas que vives en una caja, haciendo lo mismo cada día. Y no obstante, quieres cocinar algo en una caja. Pienso que estás asustado de intentar algo nuevo.
MIGUEL: No tengo miedo de nada.
PILAR: Mentiras. Todos tienen miedo.
MIGUEL: Yo no.
PILAR: Da igual.
Una mujer oye que los dos están peleando sobre la comida. Ella también está de compras y tiene un montón de ideas, pues decide hacer una sugerencia.
ALMA: Hola chicos. Me llamo Alma. Por favor, quiero que me perdonen por escucharlos disimuladamente. Oí que no pueden decidir en algo para comer. Tengo una proposición: qué los dos me acompañen a mi casa para la cena. Voy a preparar algo muy especial.
MIGUEL: Gracias por la oferta, pero…
PILAR: ¡Claro!
MIGUEL: (hablando en voz baja en la oreja de Pilar) Ay, no conocemos a esta mujer, ¿cómo sabemos…?
PILAR: Claro, nos sentimos muy felices de acompañarla.
ALMA: ¡Perfecto! Pues quedamos en frente del supermercado en diez minutos y ahora me voy a comprar el resto de la comida, ¿vale?
PILAR: ¡Vale!
Miguel y Pilar caminan por la frente del supermercado. Pilar tiene muchas ganas de comer algo nuevo, y Miguel, por supuesto, no es muy feliz con la espontaneidad de su amiga. Alma llega con sus materiales y todos caminan a sus choches. Los dos amigos siguen la mujer a su casa, la que está pocos minutos del supermercado. Cuando entran a su casa, hay una variedad inmensa de colores.
ALMA: Mi casa es su casa. Por favor, qué se sientan muy cómodos.
Alma va a la cocina, tarareando alegremente. Miguel y Pilar están solos en lo que parece ser la sala de la casa.
MIGUEL: Nunca he visto una casa así…
PILAR: Sí, yo sé…tantos colores, fotos, arte, y discos…me pregunto lo que hace esta mujer como trabajo.
MIGUEL: No me importa. Ahora tengo muchísimo hambre y quiero saber lo que voy a comer…
Continúan hablar por algún tiempo. La cocina es muy ruidosa pero no entran. Pasa una hora, más o menos, cuando Alma de nuevo entra la sala.
ALMA: ¡Espero que los dos estén bien hambrientos! Por favor, sígame.
Todos entran el comedor y encuentran una mesa llena de comida. Alma ha preparado una ensalada de cactus, pez, budín de pan, y una paella con varios mariscos. Los colores son vastos: rojos, amarillos, verdes, naranjas, blancos, negros, etc.
PILAR: (tomando su primer bocado) ¡Qué rico todo!
MIGUEL: Todo es delicioso, pero todavía no entiendo por qué nos ha invitado.
PILAR: ¡Miguel! ¡No seas grosero!
ALMA: Está bien, es una buena pregunta. Miguel, la verdad es que te oí cuando estabas hablando sobre la monotonía de tu vida. Entiendo que estás cansado de la misma rutina. Yo también tengo esos días a mi edad. Pero lo importante es que puedas darte cuenta de lo simple y lo bello. En cada situación y cada día, no importa si mal o triste, hay algo bello que pasa como resultado. En mi cocina, me gusta intentar comidas diferentes. No sigo una receta. Mi objetivo es un plato diferente cada semana. De esta manera, tengo algo en que puedo sentir emoción. Me gusta regresar a mi casa porque sé que hay algo nuevo e interesante. Finalmente, Miguel, espero demostrarte con esta cena que hay esperanza en todo: en su futuro, sus deseos y sueños, y en un acto amable de una desconocida.
Mientras Pilar tiene una sonrisa muy grande, Miguel parece estar en pensamientos muy profundos. El comedor permanece tranquilo por algunos minutos hasta que Miguel habla.
MIGUEL: Gracias, Alma. Esta fue la mejor cena que he comido desde que yo puedo recordar.
Miguel y Pilar, después de darle las gracias a Alma muchas veces, salen. Pilar llega a la casa de su amigo.
PILAR: Buenas noches, amigo. Qué tenga un sueño muy bueno. Estoy pensando en ti.
MIGUEL: Buenas noches. Y gracias.
PILAR: ¿Gracias de qué?
MIGUEL: No sé. Pero gracias.
Llega la mañana siguiente. La alarma de Miguel suena con el mismo tono como siempre: ruidoso y enojado. Se despierta. Se sienta derecho y mira por su ventana. El sol está brillando más brillante que nunca, y cae afectuosamente por la cara del joven.
MIGUEL: Buenos días, Miguel. Hoy, intentarás algo nuevo.
Mamá Elena lanzó una mirada que para Tita encerraba todos los años de represión que habían flotado sobre la familia y dijo: Pues más vale que les informes que si es para pedir tu mano, no lo haga. Perdería su tiempo y me haría perder el mío. Sabes muy bien que por ser la más chica de las mujeres a ti te corresponde cuidarme hasta el día de mi muerte (9).
Pues también sabemos ya que hay mucha tensión entre las dos. Tita es cómo la mujer típica en la sociedad mexicana; que por lo general, no discute a la autoridad. En su artículo “Verbal and Visual Representation of Women: Como agua para chocolate/ Like Water for Chocolate,” María Elena Valdés habla sobre el rol típico de la mujer mexicana, lo cual Tita sigue muy bien:
She must be pious, observing all the religious requirements of a virtuous daughter, wife, and mother. She must exercise great care to keep her sentimental relations as private as possible, and, most important of all, she must be control of life in her house, which means essentially the kitchen and bedroom or food and sex (79).
Tita no puede casarse, ni disfrutar de su sensualidad y vida porque ha sido una limitación inherente en su crecimiento humano desde el momento que naciera. Sí, tiene pasión y creatividad como casi todos. Pero por la personalidad dictatorial de Mamá Elena, no puede expresarla, salvo en la cocina: “De esta época de sufrimiento nacieron sus mejores recetas” (69). ¿Qué pasa con esta dicotomía entre una falta de expresión y la necesidad para libertad? La respuesta es muy simple, y la muestra Tita con su crisis nerviosa. Uno completamente se rompe el espíritu. Y por algún tiempo, el fuego interno se apaga.
No pudo llorar, no pudo hablar, y no pudo pensar por si misma: “¿Vamos a empezar otra vez con la rebeldía? Ya bastante tenías con la de haberte atrevido a coser rompiendo las reglas” (11). Mamá Elena no dejó que nadie preguntara por su autoridad, y no tuvo ninguna identificación con Tita cuando su corazón fue roto por el casamiento de Pedro y Rosaura: “…Ni voy a permitir que le arruines a tu hermana su boda, con tu actitud de víctima. Desde ahora te vas a encargar de los preparativos para el banquete y cuidadito y yo te vea una mala cara o una lágrima, ¿me oíste?...¿Qué te pasa? ¿Por qué tiemblas, vamos a empezar con problemas?” (25). Para crecer como adulto y como mujer, es imperioso tener contacto físico y emocional con otros. Se tiene que encontrar la persona que es por experiencia personal y haciendo los propios errores. Tita no pudo hacer nada de esta manera.
Finalmente vemos una rebeldía contra Mamá Elena cuando ellos oyen sobre la muerte de Roberto: “¡Mire lo que hago con sus órdenes! ¡Ya me cansé! ¡Ya me cansé de obedecerla! ¡Usted es la culpable de la muerte de Roberto!” (100). El momento que pudo salir del rancho, lo hizo, pero no lo hizo con una nariz y espíritu rotos. Halevi-Wise en su crítica de la novela nota “Las manos de Tita-que en sí representan la regimentada esclavitud impuesta por su madre-desean escapar por la ventana al verse libres de las órdenes a las que están acostumbradas” (513). E inmediatamente, se sentía libre; tan libre que disfrutó en no hacer absolutamente nada. La novela pasa un tiempo significante hablando sobre la libertad de las manos de Tita: “Podían hacer cualquier cosa o convertirse en cualquier cosa. ¡Sí pudieran transformarse en aves y elevarse volando!” (109).
Por otro lado, tenemos el papel de Mamá Elena. Es uno muy interesante, porque sigue el rol típico del hombre en casa. Chenoa Flippen habla sobre la mujer mexicana en su artículo sobre las mujeres y el género: “The Mexican husband is often portrayed as an authoritarian, patriarchal figure who is head and master of the household, and who enjoys the highest status in the family. The wife, in turn, is depicted as submissive and faithful, shunning the public sphere to fulfill her domestic responsibilities” (607). De esta descripción, podemos ver que Mamá Elena sigue las responsabilidades típicas del hombre. No muestra emoción a las hijas y no se identifica para nada con ellas. De verdad, no muestra otra emoción excepto el enojo. Está mucho más preocupada por la vista, o sea, cómo aparece su familia a otros (Ibsen 140). Por alguna razón que nadie sabe, siente una enorme cantidad de odio para Tita; tanto que en toda la comida que come preparada por Tita, nota un sabor del veneno. Como hemos notado antes, Tita tiene que cuidar de su madre hasta que muere y hacer todas las tareas que dicta.
No acaban de empezar a moler, cuando Mamá Elena entró a la cocina, preguntando por qué no estaba llena la tina para su baño…A una orden de su madre, Tita le ayudaba a secarse y a ponerse lo más pronto posible la ropa bien caliente, para evitar un resfrío…En opinión de Mamá Elena, con el baño pasaba lo mismo que con la comida: por más que Tita se esforzaba siempre cometía infinidad de errores (94-95).
Eventualmente, Tita regresó al rancho para cuidar de Mamá Elena por culpabilidad. Y como siempre, no entendió su odio para todo: “Nunca le había entendido. Escapa a su comprensión el que un ser, independientemente del parentesco que pudiera tener con otro, así nomás, con la mano en la cintura rechazara de una manera tan brutal una atención” (131).
Después de la muerte de Mamá Elena, Tita pudo encontrar alguna paz. “Hasta ahora, después de muerta, la veía por primera vez y la empezaba a comprender. Quien la viera podría fácilmente confundir esa mirada de reconocimiento con una mirada de dolor, pero Tita no sentía dolor alguno” (137). Encontró una llave que abrió un cofre, y aquí es dónde empezamos con la capacidad de dar a Elena unas características más humanas. Encontró un paquete de cartas dirigidas a Mamá Elena, y “se enteró de la verdadera historia de amor de su madre” (138). Se dio cuenta que su madre había tenido una aventura con un negro, José Treviño, y que hubo una vez en que su madre estuvo enamorada. Fue una historia muy trágica:
Mamá Elena había intentado huir con José al enterarse de este embarazo, pero la noche en que lo esperaba escondida tras los oscuros del balcón presenció cómo un hombre desconocido, sin motivo aparente, protegiéndose entre las sombras de la noche atacaba a José eliminándolo de este mundo. Después de grandes sufrimientos Mamá Elena se resignó entonces a vivir al lado de su legítimo marido (139).
Quizás ahora podemos entender mejor la personalidad de Mamá Elena. Perdió el amor de su vida; es posible que quisiera que Tita sufriera tanto como ella. También es posible que tuviera un odio especial por Tita porque nació después de la muerte de su amor. De esta manera, Tita fue un símbolo de la vida cargada por Juan de La Garza. Aún después de su muerte, tuvo Tita como recuerdo. A pesar de todo, fue muy importante que Tita viera esas cartas. La capacidad de brindar sentimientos y dolores humanos a su madre dejó que sintiera una paz, aún el espíritu de su madre permanecía. “Durante el entierro Tita realmente lloró por su madre. Pero no por la mujer castrante que le había reprimido toda la vida, sino por ese ser que había vivido un amor frustrado. Y juró ante su tumba que ella nunca renunciaría a ese amor, pasara lo que pasara” (140).
Tita empezó a sentirse mucho más cómoda en su sensualidad y su vida en general. Finalmente hablaron Tita y Rosaura sobre lo que había pasado años antes: “Y que voy a romper cuantas veces que sea necesario, mientras esa maldita tradición no me tome en cuenta. Yo tenía el mismo derecho a casarme que tú, y tú eras la que no tenía derecho a meterse en medio de dos personas que se querían profundamente” (214). Después de la muerte de su hermana Rosaura, Tita y Pedro finalmente pueden estar juntos. Y el resultado es tan fuerte y bello que Pedro muere, y Tita le sigue por su propia decisión. Es importante notar que aún Tita empezó como una mujer típica (sumisa, tímida, y débil), a través del conflicto puede crecer. Encuentra una manera de hacer frente a su pasado y a su madre, y a última hora alcanza la felicidad más increíble del mundo. Y lo único que le sostenía durante esos años obscuros, el arte de cocinar, todavía vive de alguna manera.
La narradora del cuento es la sobrina nieta de Tita. Sus padres son Alex y Esperanza, el hijo de John Brown y la hija de Pedro. Esperanza prepara los recetes de Tita frecuentemente, y a través de esta tradición su hija (la narradora) dice que Tita todavía vive. “Yo no sé por qué a mí nunca me han quedado como a ella y tampoco sé por qué derramo tantas lágrimas cuando las preparo, tal vez porque soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela, quien seguirá viviendo mientras haya alguien que cocine sus recetas” (248).
Bibliografía
Esquivel, Laura. Como agua para chocolate. New York: Anchor Books, 1994.
Halevi-Wise, Yael. “Simbología en Como agua para chocolate: la saves y el fuego.” Revista
Hispánica Moderna. Vol. 2. (1999): 513-522. Jstor. Grand Valley State University. 26 septiembre 2010.
Isben, Kristine. “On Recipes, Reading and Revolution: Postboom Parody in Como agua para
chocolate.” Hispanic Review. Vol. 63. (1995): 133-143. Jstor. Grand Valley State University. 26 septiembre 2010.
Parrado, Emilio A. y Flippen, Chenoa A. “Migration and Gender among Mexican Women.”
American Sociological Review. Vol. 70. (2005): 606-632. Jstor. Grand Valley State University. 26 septiembre 2010.
Valdés, María Elena. “Verbal and Visual Representation of Women: Como agua para
chocolate/Like Water for Chocolate.” Board of Regents of the University of Oklahoma. Vol. 69. (1995): 78-82. Jstor. Grand Valley State University. 26 septiembre 2010.